Y escribo esto sin pensar, sin planearlo, porque en la soledad las sonrisas se derrumban, y a los ojos, cansados, les da por llorar.
La mirada se hace agua, la sonrisa ahora es salada, y tal vez haya un terremoto, porque me estoy derrumbando.
Me hago lágrimas, o me deshago, no sé, cada vez me siento menos.
Y al final, siempre te tienes a ti.
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