Aún vuelves para abrazarme,
a contar y tejerme nuevos cuentos,
historias con olor a sangre,
llenas de ruinas, de espinas,
entre tus brazos descansan,
se rompen en versos que recitas al sol
(no te escucha)
sigues luchando, y yo espero,
con poemas ardiendo entre mis manos
deseando que apagues a besos.
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