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domingo, 2 de marzo de 2014

Pesadillas por teléfono.

Hemos hablado una hora
y el teléfono no hace
que te sienta más de cerca
tal vez solo nos rompemos
pensando en cicatrices 
que nos sanen los recuerdos.
Aún tengo tus acordes 
grabados en mi cabeza,
y joder, que bien suenas,
canción de cuna cada noche
y eco en mis oídos
empezando la mañana.
Entonces cuelgas.
Buenas noches, vida mía,
que no se te escapen los sueños
ni se revuelvan tus estrellas,
yo me quedo, escribiendo pesadillas
que se fumen mis cigarros 
y lloren sobre mi cerveza.

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