parece que te lo has llevado todo.
Hoy me aturden las promesas
y mis manos, aburridas,
se niegan a apartar más lágrimas.
Aún escucho tu voz en la cabeza,
ya no recordaba lo que era no sentirte,
solo diré que duele.
He ganado al estúpido juego de querer más.
Y lo siento...
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