No estás
para amarme por las noches,
crear huracanes con la lengua
entre mis piernas,
dormitar desnudos
en el suelo,
te quedas siempre tan guapo.
Tan saciado.
Tan mío,
Vuelve a jadearme
entre mechones de pelo,
a dejarte llevar
por el amor
para deslizar en mi oído
un te quiero
fugaz y culpable,
porque lo sabes,
está mal,
no sigues las normas,
es el riesgo
que debes asumir
si te enamoras,
lo que firmas
cuando "aceptas los términos
y condiciones de seguridad"
que nadie lee,
pero todos saben.
Clicas aceptar
y vuelves a la carga
con un mar de besos
inundándote los labios,
dispuestos a empaparme
el cuello,
mordisquearme
los pezones
agarrarme fuerte,
como hecha de playa
y arena,
a punto de escapar
entre tus dedos,
y tú negándote,
demasiado tuya
para dejarme ir,
amor mío,
ni te imaginas
lo viva
que me haces sentir
cada vez
que me rozas,
Quédate
viviendo en mi,
y prometo
ser tu hogar
eternamente.
Qué excitante. Creo que podría haber llegado al orgasmo solo leyendo esta entrada. Por cierto, el comentario que me has dejado en el blog me ha emocionado muchísimo. Mil gracias.
ResponderEliminarUn beso enorme,
María
Una descripción perfecta de como nos sentimos en esos momentos. Tan dulces, tan complejos, tan buenos...
ResponderEliminarHasta que llega la soledad, y te cuestionas tantas cosas...
Me ha gustado mucho.
Un beso
Se te mete tan adentro, que ya no sé si hablas de tí, o incluso de mí
ResponderEliminarPrecioso
Me alegra mucho que te indentifiques :3
EliminarUn besito.