Un día
tú y yo fuimos
a un lugar del que no éramos
y rompimos cortinas de gravedad.
Quisiste ser astronauta
en el ruido del silencio
y no me atreví a tartamudear.
Nunca te gustará el café
como disfruto tus versos
y jamás podrás versarme,
fuera de la piel.
No te gusta Sabina,
al Greco apenas lo conoces
y para ti,
la poesía,
es como canto escocés.
Pero en aquel lugar
del que no éramos
cerramos las cortinas
y nos hicimos flotar.
Bebés café
de cuando en cuando,
aunque no escuches a Sabina,
Queen
casi te empieza a gustar.
Dalí y Gaudí
no los confundes,
y mi poesía
aceptas que pueda inundar.
No es lo que no conoces,
sino lo que me compartes.
No es lo que no te gusta,
sino lo que haces por mi.
A partir de este momento,
siempre que haya discordia,
cerraremos las cortinas
y a vivir.
Me ha gustado. El día que llueva vino, estás invitada.
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