Me gusta la nostalgia,
naufragando a la deriva de tu pecho,
perdiéndose en mi pelo,
robándome cerveza
y dejando la resaca
con cenizas de tabaco
y tu nombre aún en los labios.
Prohibido pronunciarlo
si no es entre gemidos.
Cuando late el corazón
y se pierde la distancia
de tambores y perfume.
Juro que no habrá tormenta
suficiente para hundirnos.
Precioso.
ResponderEliminarLlámame pesada, si quieres. Me pasaba para decirte que de momento, mis reservas de libros están algo vacías y no se me ocurre ninguno. Pero igualmente, ya te pillaré por la calle un día para que seas tú la que me recomiende alguno.
Un besito. Gracias por escribir :')