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domingo, 17 de agosto de 2014

Presagios y tormenta.

Con la cabeza acurrucada
y la mirada de tormenta
le acunaba los presagios.
No voy a hablar
del vértigo de susurrar
"no pasa nada"
cuando todo está por llegar.
Entonces, se pone el sol
en mi pecho,
hago espirales con las manos
en su pelo,
me dibujo atardeceres
donde no existe el peligro
para cargarlos a cuestas
y me trago las lágrimas,
no quiero volver a ver
esta mierda de mundo inundado.
Otra vez.

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